EL TONO

Desde niño ya pintaba lo que iba a ser: era un chiquito lleno de ternura, más bueno que el pan, decían las tías que lo adoraban.
Para su mamá era su “Tonazo”; para sus hermanos, el “Tono” , para sus sobrinos, es el tío favorito y para todos los que lo conocen, es alguien especial, generoso, solidario, comprometido verdaderamente en la búsqueda del bienestar de todos cuantos lo rodean. Pero además es el alma de las fiestas: se sabe en qué mesa está sentado el Tono por las carcajadas que de ahí salen. Toca la guitarra y aporrea el piano. Su casa está diseñada para hacerte sentir agusto… es un placer convivir con él.
Con una inteligencia arriba del promedio y una gran capacidad de análisis, ha llevado su vida profesional con mucho éxito y, fiel a su personalidad, ha sido pieza clave en el desarrollo de los negocios emprendidos por familiares y amigos; a todos les dedica su tiempo y se compromete con cada uno como si fuera su única ocupación.
Es de esas personas de las que todos los que tenemos la suerte de tratarlo nos sentimos sus favoritos… de repente nos damos cuenta de que a cada uno de nosotros nos ha hecho sentir así… y de repente también, no encontramos la forma de decirle lo importante que ha sido en nuestras vidas: lo abrazamos con emoción y recibimos a cambio un par de palmadas en la espalda, como diciendo “¡suficiente, no te azotes!” … no da chanza de ponerse cursi, pues.
Ha sembrado mucho, a lo largo de toda su vida y cosecha toneladas de amor. Amor de su familia, amor de sus amigos, amor de su entorno. Dios nos lo conserve por muchos, muchos años más.
¡Suertuda yo… es mi hermano!