EL TATARABUELO

Era un tipazo… nació en 1761 y se llamaba José Mariano Sardaneta y Llorente, mi tatatarabuelo. Fue el segundo marqués de Rayas y creció en el seno de una rica familia guanajuatense, dedicada a la minería. Realizaba tertulias literarias en su casa, a las cuales eran asiduos asistentes don Miguel Hidalgo y Costilla, el Corregidor Miguel Domínguez (el esposo de doña Josefa) y otras personalidades trascendentes en la independencia de nuestro país.

Debieron ser tertulias apasionantes, pues se vivía una época de grandes movimientos políticos en el mundo: los vecinos del norte acababan de conseguir su independencia de Inglaterra; España, estaba invadida por Napoleón y regida por “Pepe Botella”, que, aparte de ser hermano de Bonaparte y bastante adicto a las bebidas espirituosas, no tenía muchas otras habilidades… por todos lados, en general, se sentían vientos de cambio. Y en México, los gestores de esos cambios se reunían precisamente en la casa de don Mariano, a hablar de libros, de política y muy seguramente, a hacer planes….

Dicen que era encantador, un gran conversador, dueño de una vasta cultura, producto de su esmerada educación y su pasión por los libros. Me lo imagino bromista y soñador y, sobre todo, muy idealista… debió serlo, para arriesgar su cómoda vida de noble adinerado para participar en la lucha de Independencia, financiándola, refugiando en sus haciendas a quien así lo requería, sirviendo de enlace y hasta aconsejando, como es el caso de Morelos, con quien mantenía nutrida correspondencia. Estuvo en prisión en dos ocasiones, debido a sus nexos con los Insurgentes.

Formó parte de la Primera Junta Provisional Gubernativa instalada por Agustín de Iturbide y es uno de los firmantes del Acta de Independencia de México. Una vez terminado el conflicto armado, se retiró a su casa (que ahora es museo) y a sus libros, su gran pasión, en su natal Guanajuato. Murió en 1835 a los 73 años, una edad muy avanzada, para la época.

Aunque esa grandeza de espíritu se ha ido diluyendo entre sus descendientes, a veces surge alguna chispa por ahí. Mi bisabuela tuvo una historia tipo “Chucho el Roto” y todavía, en la generación actual, aparecen algunos rasgos de la fuerte personalidad de don Mariano… ¡Salud tatatarabuelo!

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