¡Martha!!!

La voz de don Ray diciendo con tono lúgubre "¡Martha, son las seis A M, repito, son las seis A M!" se escuchaba todas las mañanas y seguía repitiéndose cada minuto hasta que un chillido: "¡papáaaaaaaa ya te oíi!, le indicaba que su misión de despertar y molestar a su hija estaba cumplida. Sonriente, volvía a la cama mientras en el cuarto de sus hijas empezaba el trajín.


Era Martha, "Maty", "la Chore", la sexta descendiente de don Ray y doña Arminda. Un torbellino que no paraba de hablar en todo el día; trabajaba, estudiaba, cantaba, y se reía de todo. Era medio hippie y tenía montones de amigos. Era una contumaz enamorada del amor.


Muy jovencita dejó el nido paterno para cursar los estudios superiores en otra ciudad. Fe difícil y muchas veces le asaltaba el deseo de regresar a los brazos apapachadores de sus padres, pero terca y decidida, superaba los obstáculos. Por ese tiempo conoció a quien sería su esposo y padre de sus dos hijas. Se recibió de psicóloga y se estrenó como madre casi al mismo tiempo.


Por muchos años vivió lejos de sus padres y hermanos, pero siempre mantuvo un fuerte lazo de amor y comunicación con todos ellos. La muerte de doña Arminda primero y de don Ray después la devastaron y acrecentaron su deseo de retornar a sus raíces, cosa que finalmente logró y se asentó satisfecha como parte importante de una de las empresas familiares.


Hoy, con sus hijas yendo y viniendo por diferentes países, vive feliz su libertad de mujer adulta. Su expresión radiante y su físico envidiable provocan siempre el mismo comentario : "¡qué bien se ve esta canija!". Su sonrisa se acentúa y su mirada brilla como cuando estaba jovencita. Vuelve a estar enamorada...eternamente enamorada del amor.

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