El Secreto

Dice uno de mis hermanos que, en esta familia, las mujeres al hacernos viejas, no nos volvemos menopáusicas... nos volvemos esotéricas.
Y es que a medida que vamos soltando las responsabilidades de casa, hijos, escuelas, sobrevivencia, etc., tendemos a voltear hacia atrás y preguntarnos ¿eso es todo?... entonces empieza la búsqueda de temas, experiencias y sentimientos que puedan calmar a nuestro espíritu deseoso de hallarle otro sentido a la vida, algo que vaya más allá de lo cotidiano.
Al ser la mayor de las mujeres de mi familia, me ha tocado encabezar esa búsqueda, y así,  he pasado por grupos filiales a la Iglesia Católica, al Cristianismo, a la meditación trascendental, la metafísica, hipnosis, regresiones; cientos de lecturas y talleres. Cada uno de esos pasos los he vivido a fondo, con entusiasmo y entrega. Y cada vivencia me ha dejado algo entrañable; un pedacito de respuesta a mis constantes e interminables cuestionamientos.
Hace unos años, e una fiesta familiar, una muy querida amiga me dio -como de paso, sin darle mucha importancia-, un cd que contenía una película. "Está buenísima -me dijo- ojalá la veas". Se trataba de El Secreto, la Ley de la Atracción. La primera vez que la puse, me sorprendí roncando alegremente en los primeros diez minutos. Bueno -pensé-, esto va a ser un buen remedio para el insomnio. Pero, con mi terquedad tradicional, seguí poniéndola hasta que me di cuenta del mensaje: podemos alcanzar todos nuestros objetivos si los visualizamos con emoción y verdadera alegría, como ya conseguidos... el límite está en nuestra mente.
¡No lo podía creer! Me estaban diciendo que puedo tener la casa que quiero, las relaciones que quiero, la salud que quiero, el trabajo que quiero.... todo lo que yo quiera con sólo enviar mi petición al universo; creer firmemente que lo tengo al alcance de mi mano y disfrutar desde el fondo de mi corazón el bien solicitado, como si ya lo hubiera conseguido... ¡así de fácil!
Claro que primero hay que vencer los paradigmas fuertemente arraigados que nos han inculcado desde niños: "¡debes luchar hasta el sufrimiento para lograr lo que quieres!"; "¡confórmate con lo que tienes, no pidas más!"; "¡los ricos son malos!". Eso es lo difícil.
En mi afán por poner a prueba las enseñanzas vertidas en El Secreto he ido dando pasos pequeños, con resultados impresionantes. Cada vez me asombro más y cada vez disfruto más de los procesos. No se si sea realmente producto El Secreto, o de que me hago vieja... no lo sé. Sólo puedo afirmar  que nunca había disfrutado de tanta felicidad, tantos logros, tanto amor y por tanto tiempo...¿casualidad?

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