¿Tendré el valor?

Hay una campaña publicitaria en le tele que dice: "¿tenemos el valor o nos vale?", refiriéndose a cómo dejamos pasar los abusos, las injusticias y tantas situaciones dañinas sin intervenir, instalados en nuestra zona de confort. La mayoría somos activistas sociales de salón, es decir, nos encanta hacer recuento de lo que está mal cuando nos reunimos con amigos y con cara de circunstancia, sólo movemos la cabeza de un lado a otro para mostrar nuestra indignación y al terminar la jornada nos vamos a la cama, tranquilos, encerrados en nuestro pequeño mundo egoísta y mediocre.

Y es que de repente pensamos que el activista social es aquel que toma el micrófono en los mítines y grita fuerte en contra de todo. Admiramos su valentía pero estamos muy conscientes que a nosotros no se nos da ese rol... así es que le dejamos la chamba de componer el mundo a ellos, a los gritones, aunque a veces nos sentimos traicionados cuando vemos que terminan viviendo del presupuesto y aceptando dádivas y prebendas. Entonces movemos nuevamente la cabeza con resignación, convencidos de que las cosas van a seguir mal, por culpa de ellos, siempre por culpa de ellos.

Hace poco, como parte de mi trabajo me enfrenté de golpe con la dura realidad de las colonias periféricas de nuestra ciudad. Hay amplias zonas, en donde de cada diez casas, seis están abandonadas, destrozadas e invadidas casi siempre por vándalos, por delincuentes y hasta por criminales que las emplean para realizar actividades que nos erizan el cuerpo, pues ni siquiera sabíamos que existían, mucho menos en nuestro entorno.

Pues ahí es donde he encontrado verdaderos luchadores sociales, calladitos, que no reciben recursos de ningún gobierno o institución, que día a día enfrentan realidades desgarradoras y no flaquean. De ellos, de su valentía quisiera tomar el ejemplo, aunque se me doblen las piernas y me acobarde en situaciones en que debiera sacar la casta. Dios me está dando la oportunidad de hacer algo...¿tendré el valor?

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