¿Fácil de Entender?

Murió Gaddafi. Si, murió el loco dictador que durante 42 años tuvo a Libia bajo su bota asesina y desalmada. Murió linchado por su propio pueblo, destrozado, humillado. Y los medios de comunicación pasan una y otra vez su rostro ensangrentado y su mirada de terror en los que fueron los últimos instantes de su vida, justificando y celebrando la extremada violencia que presentan esas imágenes. Despues, su cadáver en el piso, peor que un perro. El autor material del tiro de gracia, un joven de 19 años muestra orgulloso el arma con que lo hizo, una escuadra de oro que el mismo Gaddafi llevaba en el momento de ser capturado. Y todos celebran, se congratulan, dicen, por la desaparición del dictador, a quien hace un par de años aplaudían en su discurso ante las Naciones Unidas.

¿Merecía morir?... seguramente, como merece morir tanto sanguinario despiadado que siembra muerte y desolación a su paso en todo el mundo. Como merecen morir tambien los que tienen a nuestro México secuestrado y paralizado por el terror y no me refiero por supuesto sólo a los miembros del llamado "crimen organizado", sino a quienes los solapan y los protegen. Los que los han hecho crecer.... pero ¿un linchamiento?... ¿y que los líderes del mundo entero feliciten a los perpetradores, sin pensar que el día de mañana puede ser su propio rostro el que aparezca en un hecho similar?

Si nos congratulamos ante estas imagenes aparecidas en televisión abierta, en horario familiar, ¿qué mensaje estamos dando a nuestros niños?... ¿que la violencia brutal es buena a veces?...y que mientras más sanguinario sea el acto, si es comentido contra el "malo" -que otrora fuera el "bueno"-, recibirá el reconocimiento y la felicitación del mundo entero. ¿Cómo esperar que las futuras generaciones entiendan un mensaje de paz ante esta realidad?

La paz no se escribe con letras de sangre, escribió Juan Pablo II, sino con la inteligencia y el corazón. Es una gran verdad, sencilla y fácil de entender... ¿o no?

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