Sólo el Amor es lo que Importa

Ayer hubiera cumplido 91 años, pero estoy segura que Don Ray nunca se habría sentido viejo, pues su espíritu fue siempre alegre, cantador, bromista y muy requeteterco, al grado de que, cuando Doña Arminda se durmió para siempre, decidió seguirla, hace ya más de un cuarto de siglo. Fue muy difícil enfrentar el dolor de su partida. Pensarlo encerrado en un cajón con palas y palas de tierra encima. Preguntarte, ¿esto es todo?, ¿aquí acabó ese espíritu luchador lleno de sueños?. Esa es una inquietud que creo que todos enfrentamos al perder a un ser querido.

Traigo esto a colación porque este fin de semana tuve la suerte de poder asistir a un taller impartido por el Dr. Brian Weiss, considerado la persona más versada en el tema de reencarnación, vidas pasadas, etc. Debo confesar que mi expectativa se centraba en darme una asomada en alguna vida anterior y tal vez, encontrar ahí a alguna persona querida de mi presente.

Para mi sorpresa no sucedió nada de eso. El ejercicio masivo al que nos indujo el Dr. Weiss (eramos unas mil personas) me llevó efectivamente a una vida anterior, la cual vi como de paso. De pronto me encontré instalada en ese espacio infinito, lleno de luz que es lo que ocurre después de la muerte. Sentir la grandeza de este espíritu mío, independientemente de lo que cada día veo en el espejo, fue impactante. Es una sensación de libertad, omnipotencia y omnipresencia que ni en sueños había sentido. El Dr. Weiss nos sugirió que eligiéramos a un ente sabio -un ángel, una figura histórica o un ser querido que ya haya muerto- y escucháramos con atención el mensaje que nos daría.

Elegí por supuesto a la persona más sabia que he conocido, a Doña Arminda, mi mamá. Puedo jurar, todavía temblando de emoción que ahí estaba ella, toda sonrisas, toda calidez y se fundió conmigo en un abrazo entrañable. Su mensaje fue claro: Sólo el Amor es lo que Importa.

Todavía sigo asimilando esas palabras y sé que lo seguiré haciendo por mucho tiempo más. Mientras, sigo agradeciendo a todas las personas que en esta vida me han dado su amor y me han permitido amarlos con todo mi ser. Y también sigo agradeciendo a quien me brinda valiosas enseñanzas desde el lugar en donde esté. Como siempre, muchas gracias Doña Arminda.... muchas gracias mamá.

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