DON RAY

Era bromista, amiguero, sumamente culto, generoso y cantaba a la menor provocación. Apasionado por la Historia soñaba con inventos tecnológicos -como una cámara que lograra captar el pasado, o los viajes en el tiempo- que permitieran revivir los hechos más destacados de la humanidad. Le interesaba particularmente todo lo relacionado con la Segunda Guerra Mundial y se inventó una historiá particular: decía que él estuvo a punto de participar en esa guerra, pero al momento que subía al avión que lo llevaría a luchar en el Pacífico, les avisaron que se había declarado la paz, y ni modo, se tuvo que bajar del avión. Esto fue escuchado con admiración por cada uno de sus once hijos, que, por supuesto, platicabamos en la escuela cómo nuestro papá fue un casi-héroe.

Venía de una familia pequeñísima: su madre y su hermana, ya que su padre murió cuando él contaba con tres años de edad. Trabajó desde los 16 años en el Ferrocarril, fue Telegrafista, Jefe de Estación y Superintendente de División. No sé si por la influencia de tantos vagones que llevaba cada tren o para compensar lo pequeño de su familia, esl caso es que, con la colaboración de doña Arminda, tuvo once hijos al hilo y le encantaba subirnos a todos -a los once- con mamá y abuela incluída, a su camioneta para llevarnos a ver el paso del tren, espectáculo que le fascinaba.

En complicidad con doña Arminda, se pasaban mensajes en clave morse con los pies y asombraban a sus hijos con sus "poderes telepáticos". Aparte de casi-héroe, era mago. Cómo se reía cuando el truco era descubierto.

Cuando doña Arminda se durmió para siempre, no pudo superar su tristeza y su vida se nos coló de entre las manos sin que pudiéramos hacer nada. Sólo dos años y medio la sobrevivió. Seguramente ahora estarán felices haciéndole bromas a
San Pedro.

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