Un grandote

Solía preguntarse por qué las personas, al describirlo, no mencionaban alguna característica suya -de preferencia, alguna virtud- y siempre iban a parar a donde mismo: "un grandote".... y es que sus casi dos metros de estatura opacaban cualquier otra descripción.


Fue el mayor de los once hijos de don Ray y doña Arminda. Fue también el primer nieto, el primer sobrino, el esperadísimo primer bebé en ambas familias y recibió la adoración absoluta de cuantos lo rodeaban. A las tías se les llenaba la boca para hablar de "Raymundito" (Chamundito), diminutivo que muy pronto le quedó chico.


De jovencito causaba furor entre las féminas. Recuerdo que yo apenas entraba en la adolescencia y me desconcertaba ver que algunas de las jóvenes más bonitas y populares buscaban ansiosamente mi amistad. No había tema de conversación, sin embargo me buscaban con afán... ¡Era la hermana del Chamundo!


Muy inteligente y con tendencia a pensar -y esperar- lo mejor de las personas, ha tenido una vida rodeado de amor. Soñador irredento, encontró su exacto complemento en una mujer con los pies muy bien plantados en la tierra... su gran amor... su esposa desde hace más de cuarenta años, la Carmelita.


Como empresario ha gozado de gran éxito y ha ido cumpliendo uno a uno sus sueños. Sólo lamenta el no poder compartir con sus padres todo lo bueno que la vida le ha brindado. "Se fueron demasiado pronto" -comenta. Su hijo le regaló por su cumpleaños número sesenta, algo que ni siquiera se había atrevido a soñar: el grabar un disco, junto con algunos miembros de su familia, en el mismo estudio en el que grababan Los Beatles: Abbey Road y con el mismo ingeniero de sonido, además. El disco quedó fantástico, pero la experiencia fue inolvidable...extraordinaria en todos los sentidos.


Y todavía sigue siendo el centro de las frecuentes reuniones familiares. Mimado y apapachado por grandes y chicos, canta, toca el piano y la guitarra...disfruta de la comida y le encantan los buenos vinos. Avalado por su excelente memoria,  cuenta anécdotas -a veces inventadas- que cautivan a su auditorio y sale con una broma incongruente si se le descubre alguna inexactitud, provocando grandes carcajadas.


Amoroso y agradecido por todo el amor que recibe, es un ser lleno de luz. Dios lo bendiga siempre.

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