Doña Nela

Tiene 84 años, pero la energía de una quinceañera. Nada dos kilómetros todos los días y se niega a salir de la alberca por las escaleras: se impulsa con sus brazos fuertes y sale alegremente ante el asombro de los que la rodean. -"Hay personas que no tienen ni 70 años y necesitan la escalera para salir" -murmura con aire de reproche. Antes que salga el sol, ella sale cada día y maneja hasta donde se encuentra la alberca. Ha ganado varias competencias. Ve perfectamente normal que una persona de su edad maneje, nade, viaje, cocine, juegue, baile, cante y se mantenga guapa.

Vive rodeada de hijos, nietos, sobrinos y agregados culturales. Todos los miércoles invita a comer a su familia -36 gentes- y se luce con el menú. Para grandes y chicos el miércoles es sagrado. La comida en casa de la abuela es una de las tradiciones más sagradas. Sin ayuda o con muy poca, hace la compra, cocina, hornea y al terminar, levanta el subsecuente desorden: cerros de platos, vasos y sartenes.

Es alegre, mete reglas, rezonga...pero con su energía increíble nos deja atrás a la mayoría. Le encanta viajar y lo ha hecho por todo el mundo y sigue programando cuando menos un viaje largo al año. Vive llena de planes y los disfruta y lleva a cabo con entusiasmo.

Adoptó a mi familia cuando faltaron nuestros pilares. ¡A todos!....agregó cerca de 60 miembros a su ya de por sí numerosa familia. Soledad es una palabra ajena en su vocabulario. Siempre hay alguien con ella llenándola de amor, el mismo que ella reparte sin medida.

Es una bendición ser parte de su entorno. Compañera de viajes, de trasnochadas frente a una rica copa de tequila, de cantadas con el mariachi, de intercambio de recetas de cocina...es un ejemplo para todos. Es un espíritu muy grande. Nuestra máxima ambición es parecernos un poco a ella, aunque sea en algunos aspectos. Un reto difícil de lograr...  Mientras, la disfrutamos... ¡vaya que la disfrutamos!

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