El Zipo

Fue una de las emociones más grandes de mi vida. Un 10 de mayo, al llegar al festejo familiar del día de las Madres, me topé con un enorme ramo de flores que supuse que sería para la anfitriona del evento, que aparte de ser mamá, festejaba su cumpleaños. Me sorprendió que me dijeran "ese ramo es para ti", y ver todas las miradas expectantes, urgiéndome a ver la tarjeta.

La tarjeta la firmaban Moni y René, mi hija y mi yerno, detrás de ella venía un papelito muy doblado, que abrí con manos temblorosas. Y sí..... eran los resultados de la prueba de embarazo de mi hija: ella sería mamá y yo sería abuela. Me tuve que sentar y tratar de reprimir el cúmulo de emociones que me llegaron de pronto. ¿Cómo imaginar a mi niña con un bebé en brazos y toda la responsabilidad que éso conlleva, si apenitas hace unos años jugaba con muñecas y brincoteaba con la música de Menudo?... la ví tan frágil e indefensa, que a duras penas contuve el impulso de llorar de alegria, de preocupación... de ternura.

Y nació el Zipo, se llamó René como su papá y desde bebito demostró una gran percepción de su entorno. Al crecer manifestó su inclinación por la Música y la Historia. Es un observador profundo, alegre, sensible, un niño feliz, que llena de amor los corazones de quienes tenemos la suerte de estar cerca de él. En su rol de hermano mayor de un par de diablillos (gemelas), es responsable y tolerante dentro de lo que puede esperarse en un niño de 10 años.

Su mamá, aquella niña indefensa que un día ví, resultó ser mucho mejor que la suya propia. Valiente, fuerte, dedicada... con esa fuerza con la que yo cuento cada vez menos.... La vida sigue.

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